Tu humildad y tu ejemplo, hoy te reconocen: Antonio Abreu Payano (Toño) -Por Heber Reyes-

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Por Heber Reyes.

Tu humildad y tu ejemplo, hoy te reconocen: Antonio Abreu Payano (Toño).

Desde hace muchos años había llevado un sentido de gratitud en mi vida, por un hombre humilde y trabajador de mi humilde pueblo, Cotuí. Me refiero a «Antonio Abreu Payano», (Toño). A quien mi memoria recordaba cada día, sin embargo; cuando me enteré de su fallecimiento hace seis años y del cual yo desconocía, fue como sentir una estocada en mi corazón, porque no tuve la oportunidad de decirle lo mucho que le agradezco y cuánto lo respeté mientras nos sirvió con su digno oficio de cobrador.

Creo, sin temor a equivocarme, que una gran cantidad de amigos cotuisanos estamos en déuda permanente con su legado de solidaridad y bondad. Toño, como muchos le conocieron, trabajó en sus últimos años como cobrador de güagua del servicio de autobuses público local (SITRAPUMICO), en donde, los muchos testimonios de los usuarios de ese medio de transporte actual, llueven en honor a su memoria y trato humano desprendido con los demás.

Siempre distinguió y favoreció a los pasajeros, no discutía con ellos, no les cobró nunca un centavo demás, tampoco dejó a un pasajero a pies porque le faltara un pasaje, y siempre mantuvo unas relaciones cordiales y de respeto con sus compañeros de trabajo (chóferes y cobradores).

Toño, se caracterizó por ser un hombre
de carácter fuerte, pero muy sensible, fiel a sus convicciones, con valores inigualables, temeroso de Dios, noble, respetuoso y sencillo.

Honesto en toda la extensión de la palabra, y con unas cualidades humanas irrepetibles. Fue de poco hablar y mucho reír. Sin importar la circunstancias siempre regalaba una sonrisa a todos.

Un hombre de poco enojarse y siempre convencido a sus creencias. Él siempre decía: «Hay que verle el lado positivo a todo, aún sea algo que consideremos negativo, porque todo en la vida es una enseñanza».

Siempre se sintió orgulloso de quien era, porque no hacía distinciones ni discriminaciones, mucho menos clasificaba a las personas por su posición económica, social o cultural. Para él, todo el mundo era igual como ser humano, y eso le era suficiente.

Amó la naturaleza, los animales y la agricultura. En sus tiempos libres, cultivaba en el patio de su casa todo lo que podía, inclusive flores. Tuvo unas manos bendecidas y así lo cuenta una de sus hijas, porque todo lo que sembraba producía frutos.

Amigo solidario con todos y muy especialmente de los niños. Estos lo amaban y ningún niño podía resistirse a él.

Hombre de una personalidad cálida, manejable, admirable y de una sola cara. Él era lo que era con todos. Sin malicia ni doble caras y sin hipocresía.

Antonio Abreu (Toño), nació el día 22 de noviembre del año 1957, y falleció a la edad de 60 años, el 15 de agosto de año 2014. Se casó con la señora Segunda Mejía, manteniendo un matrimonio de más de 30 años. De esta unión nacieron sus hijos: «la doctora, Bianchy Abreu Mejía, la Licenciada en Contabilidad, Kimairy y su hijo, José Antonio», quien hoy, le hace honor al oficio que le dejó su inolvidable padre.

Hoy, le rindo tributo de gratitud a uno de los hombres más humildes y ejemplar que tuvo mi pueblo, y sé, que en la infinita misericordia de Dios, él goza de un lugar privilegiado, por su temor y creencia al Omnipotente.

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