Trato humillante ( Por Miguel Franjul)

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Por Miguel Franjul

El subsidio mensual que el gobierno viene ofreciendo a los pobres desde hace varios años, antes conocido como Solidaridad y ahora como Supérate, constituye una de las más apreciadas medidas de remediación de la pobreza.

Miguel Franjul - ADEN International Business School

Mediante este programa, millares de ciudadanos, especialmente adultos mayores que no tienen ingresos, pueden comprar alimentos y satisfacer elementales necesidades dentro del cuadro de miserias en que viven.

Algo extraño parece estar ocurriendo en el proceso de concesión y cobertura de las ayudas pues ayer los periodistas del Listín Diario que visitaron el Centro de Atención en la plaza Megacentro recogieron quejas y lamentaciones de ciudadanos que alegan que el dinero no les llega. Cada mañana, desde el amanecer, se forman largas filas de personas adultas, que van a procurar explicaciones del porqué desde hace tres meses los establecimientos donde suelen comprar comidas o medicinas no les despachan.

Para comenzar, ese trato humillante de poner a ancianos a hacer largas colas en vano, porque no alcanzan los tickets de turnos para entrar a la oficina a inscribirse o a procurar explicaciones, debe cesar de inmediato.

Tiene que organizarse mejor el mecanismo para evitar estas incómodas experiencias y aclararse las quejas en el sentido de que muchas tarjetas han sido desactivadas sin que los usuarios lo sepan.

El gobierno no puede permitir que uno de los programas estrella de la solidaridad social se siga desenvolviendo en medio de este caos, de la incertidumbre de los favorecidos y de cualquier otra falla que desnaturalice sus altos fines humanitarios.

 

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