En espera de ayuda, familias sobreviven como pueden

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Santo Domingo, República Dominicana.-

Marilenny Cuevas tiene 53 años, es ama de casa, vive con su hijo y su nieta y desde el pasado viernes el que consideraban su hogar guarda dentro una marea que, ni aunque lo quieran, se mueve.

Una habitación, un baño y una sala que también hace función de cocina. Cuatro días después de la lluvia del viernes pasado, entre las paredes de ese rectángulo de block con techo de zinc, ubicado a la vera de la cañada de La 800, en Los Ríos, Distrito Nacional, todavía está anegada.

La corriente se llevó su nevera y su estufa, daño su lavadora, cama y televisión, sus piezas de ropa se dividen entre desaparecidas e inutilizables y mientras su casa se mantiene inhabitable, ella se refugia en brazos de su vecina que, aunque la lluvia tampoco le dejó mucho, le ha abierto las puertas y juntas esperan el auxilio del gobierno en un solo colchón.

“Se perdió todo, yo no tengo nada. Me he quedado en la calle. La ropa que tengo es porque me la han dado (los vecinos) y no he recibido una ayuda, nadie ha venido ayudarme (del gobierno). Mira todavía los papeles de todo lo que me ofrecieron y no me han dado nada”, expresó Marilenny. Desde la noche del viernes, en la que refiere que gracias a Dios se encontraba por arriba del desnivel en el que reposa su casa, se ha estado quedando junto a su nieta en el hogar de Rosi y su esposo, sobreviviendo como puede a la espera de las ayudas que les fueron ofrecidas y alegando que hasta el momento solo han recibido comida sin tener posibilidades de cocerla, porque tampoco tiene estufa.

“Me ofrecieron tanque, me ofrecieron colchón y ni por aquí han pasado. Por aquí las ayudas son para el que no las necesita, porque bastante que han dado”, manifestó con disconformidad. En lo que las autoridades responden, por el día sacan los colchones mojados al sol y por las noches, los colocan como pueden en el suelo de la casa de sus vecinos de un poco más para arriba, que si se encuentra seca, se dividen el espacio entre ellos, Marilenny y su nieta.

“Imagínate, aquí nos tenemos uno a otro. En la noche lo hacemos como podemos y en el día nos la pasamos por ahí deambulando, no nos queda de otra”, dijo Rosi.

Entre la disconformidad y gratitud se dividen los sentimientos de los munícipes de La 800.

Algunos expresaron con satisfacción que las ayudas gubernamentales tras la tragedia que los arropó el viernes han llegado hasta sus hogares retribuyendo lo que la corriente de agua se había llevado.

Estufas, colchones, tanques de gas y otros enseres de primera necesidad en sus hogares, les fueron repuestos por el Estado que desde la propia madrugada del viernes realizó levantamientos casa por casa para determinar los daños.

“Aquí el gobierno ha hecho lo que tenía que hacer. En mi casa llegó colchón y estufa. Hay muchos a los que supuestamente no les han entregado nada, pero de que por La 800 de Los Ríos ha llegado muchísima ayuda, eso sí”, expresó Eduardo Félix, un comunitario.

Ayuda desviada

Un grupo dentro de la propia barriada dijo que en el sector se habían volcado en ayudas, no obstante no habían llegado donde deberían y se habían atascado en el camino quedando en manos de personas menos necesitadas que estaban revendiendo los colchones más adelante.

“Aquí se hizo un levantamiento y no se sabe cómo, pero a los que verdaderamente necesitaban, a los que se le tenía que dar, no les llegó y gente que vive en segunda y tercera tomaron colchones y tanques de gas”, dijo una joven.

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